jueves, 31 de enero de 2013

Solomillo de cerdo relleno a las hierbas

 

Los rellenos dan mucho juego en la cocina. Nos permiten hacer combinaciones originales y muy sabrosas, utilizando una amplísima gama de ingredientes: frutos secos, frutas, fiambres, huevos, hortalizas... tan solo hay que tener buen criterio a la hora de casar los productos.

A menudo hago rellenos, porque nos gustan mucho y me permite dejar la carne hecha de un día para otro y aún así que permanezca jugosa. Y claro, busco nuevas combinaciones para no repetirme demasiado, aunque mi familia a menudo me pide lo que ya conocen y saben  que les gusta, pero teniendo un blog de cocina no me resisto a buscar lo novedoso, arriesgando un tanto ; )

El relleno de esta receta lo encontré en una revista de cocina (Lecturas, cocina de invierno) y la carne que utilizaban era una paletilla de cordero deshuesada; si os apetece hacerla con cordero, tan solo tenéis que cambiar una carne por la otra. En la revista la receta se hace en el horno, pero os aseguro que en la cacerola está deliciosa.


 

Mirad esas zanahorias, no me digáis que no dan ganas de comerlas : ) . ¡ Preciosas y riquísimas!


INGREDIENTES: 

  • 2 Solomillos de cerdo 
  • 4 cebolletas (o 2 cebollas)
  • 4 zanahorias
  • 1 diente de ajo grande
  • 1 vaso de vino blanco oloroso
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal
  • pimienta
  • harina
Para el relleno:
  • 1 cebolla
  • tomillo
  • perejil
  • 2 cdas de mantequilla
  • 2 cdas de pan rallado
  • sal 
  • pimienta.

 

El corte, de lo más jugoso.



ELABORACIÓN: 

Preparamos el relleno: Para hacer este paso he usado la picadora, pero también se puede hacer a mano. Pelamos y picamos la cebolla muy fina. La mezclamos con abundante perejil picado y unas hojitas de tomillo (mejor fresco). Salpimentamos y añadimos la mantequilla ablandada y el pan rallado, y mezclamos todo muy bien.

Limpiamos el solomillo de grasas y telillas. Con ayuda de un cuchillo bien afilado la cortamos: practicamos un corte a lo largo del lomo y luego vamos cortando  del centro hacia los lados, de modo que nos quede una pieza grande y plana. La aplanamos.
La cubrimos con el relleno, haciendo una capa finita y la enrollamos de modo que vuelva a tomar la forma original. La atamos con un cordel de cocina.
Salpimentamos la pieza y la enharinamos ligeramente.
 
 



Ponemos un par de cucharadas de aceite en la cacerola y  la llevamos a fuego alto. Doramos los solomillos por todos los lados.
Añadimos las cebollas troceadas, el diente de ajo picado y las zanahorias cortadas en rodajas gruesas. Cuando estén bien rehogadas, incorporamos el vaso de vino blanco; dejamos evaporar y bajamos el fuego al mínimo. Dejamos que se hagan entre 15 y 20 minutos.

Retiramos la carne, quitamos el cordel y la cortamos en lonchas.
Pasamos la carne a la bandeja de servir, acompañada de las verduras enteras y regada con el jugo resultante. O bien pasamos todas las verduras por la batidora y luego por el chino y servimos la carne acompañada de la salsa.




lunes, 28 de enero de 2013

Pimientos confitados (caramelizados)




Me encanta ver los pimientos rojos, verdes y amarillos bien colocaditos en las fruterías o en los estantes de los supermercados, visualmente son muy atractivos. Pero es que además están tan ricos, un simple filete a la plancha acompañado de unos pimientos asados hacen el plato mucho más apetecible y sabroso.
Y qué me decís de lo bonitos que quedan con el caramelizado ¡ Irresistibles!  Pues además, están deliciosos.

Es probable que muchos de vosotros conozcáis la receta, porque se ha popularizado mucho, sobre todo a través del recetario de la Thermomix. Llevaba algún tiempo con la intención de hacerlos, por eso cuando el otro día cuando los vi en el mercado, fueron directos al carro. Pensé hacerlos con los tres, verde, rojo y amarillo, pero al final me decidí por los que veis.






INGREDIENTES:
 
  • 400 gr de pimientos (2 pimientos) 
  • 200 gr de azúcar
  • 100 ml de vinagre (de manzana)
  • 50 ml de agua
  • 1 cucharada sopera de licor o vino dulce (opcional) 







ELABORACIÓN: 

Utilicé 2 pimientos rojos y 2 pimientos amarillos y ,como quería que se caramelizaran por separado, usé dos cacerolas.
Lavamos y secamos los pimientos, les quitamos el rabo, les limpiamos de simientes y de las partes blancas. Los cortamos en cuadraditos pequeños o en juliana fina (que es como yo los he hecho).
En la cacerola echamos el azúcar, el vinagre y el agua y removemos bien para que se disuelva el azúcar. Cuando empiece a hervir, añadimos los pimientos cortados y dejamos que hierva de nuevo. Bajamos el fuego y dejamos que se vayan haciendo a fuego lento, con la cacerola destapada para que evapore el líquido.
Como a mitad de cocción les añadí una cucharada de Bénédictine (licor dulce), porque los probé y me parecía que predominaba en exceso el sabor a vinagre y en algún lado leí la opción de echarle vino dulce y como no tenía, pues recurrí al licor. Naturalmente el alcohol se evapora durante la cocción y el toque es apenas perceptible, pero lo suficiente para que ganen en sabor. Vosotros decidís si ponerle o no, porque no es imprescindible para que se confiten.
Los pimientos tienen que quedar melosos, no estamos haciendo mermelada, porque si dejamos que caramelicen en exceso, al enfriar se pondrán más duros y espesos e incomibles.
Una vez fuera del fuego, y cuando ya estén hechos, los introducimos en un tarro de cristal (que es lo que nos da con estas cantidades) y una vez fríos, los podemos tener un par de meses en el frigorífico.


 


En esta ocasión los he presentado sobre una tartaleta con queso cremoso de aceitunas (Quescrem), pero también quedan genial sobre una tostada untada con queso de cabra y los pimientos encima o sobre unas galletitas o cracker untadas con foie y los pimientos por encima o combinados en un volován con cebolla frita y beicón. También quedan genial, como he visto en un blog, servidos sobre una tosta y con una anchoa encima... en fin que tienen muchísimas posibilidades de combinación; siempre que os guste el contraste dulce/salado.

Si aún no los habéis probado os animo a que lo hagáis, ya veréis cómo se convierte en una de vuestras recetas más populares.





 

jueves, 24 de enero de 2013

Pechugas de pollo a la naranja

 



Que os parece si os digo que podemos hacer un plato riquísimo, económico, rápido, utilizando tan solo tres ingredientes y que apenas engorda.

 ¿No os lo creéis? Pues prestad atención a la receta y ya me contaréis.

Os animo a que lo probéis, porque comer light no significa renunciar al sabor; eso sí, cortaros solo cuatro dedos de pan y alejadlo de vuestro lado, porque como os de por mojar en la salsa no podréis parar .


 

INGREDIENTES: 
  •  6 pechugas ( una y media por persona)
  • 1 sobre de sopa de cebolla 
  • el zumo de 3 o 4 naranjas
  • 1 cda de aceite de oliva virgen extra


 



ELABORACIÓN:

En este caso he utilizado pechugas de pollo, pero el plato puede hacerse con muslitos, alas, sobremuslos... queda igualmente rico y según que partes usemos, más jugoso.

Exprimimos tres o cuatro naranjas. Si queréis que salga todo el jugo tan solo tenéis que poner las naranjas, sin pelar, unos segundos en el microondas o bien hacedlas rodar varias veces sobre la encimera.

Limpiamos las pechugas de cualquier resto de grasas.

Ponemos una cucharada de aceite de oliva en la cacerola y llevamos a fuego alto. Doramos las pechugas bien por todos los lados, añadimos la sopa de cebolla y el zumo de las naranjas. Cuando empiece a hervir, bajamos el fuego al mínimo y dejamos que se hagan unos 10 o 15 minutos (en el caso de otras piezas el tiempo será algo mayor, pero ¡ojo! si las pechugas las dejamos demasiado tiempo se quedaran  secas).
Si vemos que la salsa se espesa demasiado, podemos añadirle un poco de agua.

Notas:

 No salpimentamos las piezas de pollo, porque la sopa de cebolla es salada.
 La salsa está de toma pan y moja : ) pero entonces lo del "casi no engorda" es mejor obviarlo. 









domingo, 20 de enero de 2013

Ensalada de invierno

 

Para conseguir un resultado perfecto, no es necesario pasar horas en la cocina, como da buena muestra esta apetecible ensalada.
En mi mesa hay una ensalada en cualquier estación del año, para mi son perfectas: ligeras, vistosas, llenas de vitaminas y minerales, nos ofrecen un amplia abanico de posibilidades a la hora de combinar ingredientes, saciantes... Y dado que me gusta utilizar productos de temporada, procuro que se dejen notar en mis ensaladas.
En esta  he utilizado productos de invierno: escarola, peras y manzanas, nueces.

Es una combinación de ingredientes deliciosa, a  nosotros nos ha gustado muchísimo, espero que también a vosotr@s.




INGREDIENTES: 

  • Escarola
  • manzana
  • pera
  • nueces
  • queso azul
Para la vinagreta:
  • aceite de oliva virgen extra
  • una cucharada de miel
  • una cucharada de mostaza Dijon
  • vinagre suave
  • sal

 














 




ELABORACIÓN: 

Hacemos la vinagreta: Yo uso un tarro de cristal para agitarla bien. Mezclamos la mostaza, la miel, la sal, el vinagre y el aceite. Agitamos y reservamos hasta el momento de su consumo.

En esta ocasión he utilizado escarola embolsada. Si vais a utilizar escarola comprada es mejor que solo os quedéis con las hojas y desechéis el tronco, que es un poco más amargo, para mi gusto. La lavamos y la centrifugamos o escurrimos para que pierda todo el agua. La ponemos en el fondo del plato.

Lavamos las frutas y las cortamos en lonchas finas. Las ponemos encima de la escarola.

Partimos las nueces, desechamos la cascara y ponemos encima de la fruta.

Troceamos el queso azul con los dedos y ponemos por encima.

Aliñamos y servimos enseguida, para evitar que se oxiden las frutas y queden con mala presencia.







Son muchas fotos, ya lo sé, pero es que es tan bonita que no pude resistirme a apretar el gatillo cuando la tuve delante del objetivo. Seguro que a vosotr@s también os ha pasado con más de una receta ; )


jueves, 17 de enero de 2013

Picada congelada de ajo y perejil

 


Much@s de nosotr@s disponemos de menos tiempo del que desearíamos para cocinar y a otr@s tant@s les da pereza pasarse horas en la cocina, después de una jornada laboral, por lo que recurren a platos  menos elaborados e incluso a precocinados.
Pero hay pequeños trucos que nos facilitan mucho las cosas a la hora de cocinar y sobre todo, nos ahorran tiempo, como  tener la cebolla y el ajo cortados y congelados, listos para ir  directos al guiso, sin descongelar.
Yo congelo así muchos productos: los pimientos, las hierbas, la ralladura de los cítricos, el tomate rallado, los garbanzos ya remojados... además de sofritos y caldos de carne y pescado. Tan solo tenemos que hacer más cantidad y congelar lo que no vayamos a utilizar en el momento.

Pues ¿sabéis quién utiliza trucos iguales o similares en su cocina? Nada más y nada menos que Ferrán Adrià, tal y como cuenta en su libro "La comida de la familia". El otro día el mismo Ferrán lo comentaba en un programa de radio y pensé que estos pequeños trucos podrían interesar a quienes hasta ahora no los utilizan.

 Hoy os traigo una picada de ajo y perejil, con aceite, que no suele faltar en mi congelador, es muy práctica. La utilizo cuando necesito hacer unos champiñones o unas gambas al ajillo, una carne asada, una vinagreta para la ensalada, unos boquerones en vinagre... tan solo hay que sacarlo en el momento (para los que van al fuego) o un poco antes si lo vamos a consumir en crudo ¡Y listo!

Seguro que vosotr@s también tenéis muchos de estos pequeños truquis que nos facilitan la labor en la cocina.


INGREDIENTES:
  • Dientes de ajo
  • Perejil
  • Aceite de oliva
  • Recipiente para hielos


ELABORACIÓN:

Poco hay que explicar ¿verdad?
Pelamos los ajos y los batimos junto a las hojas del perejil (yo no uso el tallo) y un chorro generoso de aceite de oliva.
Vertemos el contenido en unas cubiteras para hacer hielo (en esta ocasión utilicé el plástico en el que venían las tartaletas) y lo llevamos al congelador.




 



También podemos optar por picar el ajo y el perejil, verterlos en un tarro de cristal con tapa hermética, cubrirlos con aceite de oliva y dejarlos en el frigorífico. Este sistema dura mucho menos que el congelado, pero también es un buen truco que nos ahorrará mucho tiempo y nos facilitará la labor cuando estemos más apurad@s.


Notas:
Como el olor del ajo es tan fuerte, es preferible que utilicemos las cubiteras de hielo (o cualquier otro recipiente plástico) solo para este fin.



domingo, 13 de enero de 2013

Quiché de cebolla caramelizada y queso de cabra

 

Con la cebolla caramelizada (sin azúcar) que hice preparé unos cuantos canapés y la serví como guarnición de una carne a la plancha, pero tenía muchas ganas de hacerla en quiché, porque normalmente la uso sin caramelizar y me apetecía probarla de este modo.

En la elaboración de quichés se usa normalmente nata, pero como el queso de cabra ya aporta bastante grasa, no quería aumentar el aporte calórico, por lo que utilicé yogur natural , en este caso griego, porque era el que tenía en la nevera, pero también podría usarse el normal  o el desnatado; para mi gusto queda tan rica como con la nata y es una pizca más saludable.

INGREDIENTES: 

  • 1 plancha de masa quebrada
  • cebolla caramelizada (receta AQUÍ)
  • 1 yogur griego natural sin azúcar
  • 2 huevos
  • sal y pimienta
  • queso de cabra en rulo
  • 50 ml de leche
  • mantequilla para untar el molde
ELABORACIÓN:

Caramelizamos un par de cebollas. (Receta AQUÍ) Escurrimos (la pongo sobre un colador)  y reservamos.
Precalentamos el horno a 180º.
Forramos el molde con la masa quebrada, procurando ajustarla al molde sin estirarla. Pinchamos la base con un tenedor.
En esta ocasión he horneado primero la masa: ponemos un papel de hornear sobre la masa quebrada y sobre él unas legumbres secas y lo horneamos a 180º unos 10 minutos. Sacamos la masa del horno y la dejamos enfríar sobre una rejilla y después procedemos al relleno y volvemos a hornearla con él.
Pero para mi gusto queda mucho mejor si horneamos todo junto, sin el horneado previo, porque no se doran tanto los bordes de la masa.

Batimos los huevos, el yogur , la leche, la sal y la pimienta.
Rellenamos la masa quebrada con la cebolla caramelizada y vertemos la mezcla que hemos batido. Horneamos en horno precalentado a 180º, calor arriba y abajo, durante 15 minutos.
Cubrimos la superficie con el queso cortado en lonchas finas y seguimos horneando 5 minutos más ( o hasta que veamos que la crema está cuajada) . Si vemos que el queso se dora en exceso, cubrimos con papel de aluminio.
Retiramos del horno y dejamos templar.
 


viernes, 11 de enero de 2013

Cómo hacer cebolla caramelizada (sin azúcar)





Seguro que muchos de vosotros habéis hecho estas fiestas algún aperitivo o canapé con cebolla caramelizada o la habéis servido como guarnición de una carne o pescado;  a mi me encanta, creo que si por mi fuera la pondría hasta en la tostada del desayuno... claro que si el desayuno consiste en unos huevos fritos con jamón, quedaría genial  : D
Antes de encontar esta receta en el blog Lazy Blog , solía añadirle azúcar moreno y/o unas gotas de vinagre balsámico de Módena, pero a veces me resultaba demasiado dulce. Con este sistema de cocción no utilizamos ningún tipo de azúcar y sin embargo la cebolla se carameliza y queda con un delicioso sabor dulce; una delicia; tan solo necesitáis tener un poquito de paciencia.  Probad y ya me contaréis.


INGREDIENTES: 
  • 3 cebollas grandes (como 1kg, para obtener unos 200gr de cebolla caramelizada)
  • 5 o 6 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
  • 2 cucharadas soperas de agua


ELABORACIÓN:

Pelamos y cortamos la cebolla en juliana fina o  brunoise (cuadraditos pequeños), dependiendo del uso que vayamos a darle. Si la queremos para un relleno o una salsa, es mejor el corte en brunoise para que no notemos los trozos de cebolla; si por el contrario vamos a utilizarla para aperitivos, como acompañamiento de una carne o pescado, para una tarta salada... y queremos darle protagonismo, es mejor el corte en juliana (así es como corté la de las fotos)



Ponemos el aceite en una sartén amplia  y lo llevamos a fuego medio. Cuando el aceite tome temperatura añadimos la cebolla y removemos bien para que toda la cebolla se impregne del aceite. Bajamos el fuego y dejamos que se vaya haciendo, vigilando y removiendo, para evitar que se nos queme.

Poco a poco va adquiriendo un color dorado. Hay que estar pendientes de todo el proceso, que dura unos 30 minutos, removiendo para que toda la cebolla se haga por igual. Todavía no necesita sal.




Conforme se va dorando se produce una curiosa reacción química (reacción de Maillard), en la que los azúcares que contiene la cebolla comienzan a derretirse como el caramelo, dando lugar a un bonito color marrón. Y utilizando el truco que nos enseña  Paco de Lazy Blog, añadimos una o dos cucharadas de agua y removemos bien, lo que ayuda a que los azúcares se disuelvan y se forme el caramelo, como el del flan. Removemos para que se coloree de forma uniforme toda la cebolla.



(Podéis observar el agua en el centro)

Mantenemos un tiempo más la cebolla a fuego lento (si es necesario añadimos algo más de agua) hasta que nos quede del color deseado.



Suelo hacer más cantidad de la que necesito en el momento; el resto la guardo en un frasco de cristal y la dejo en el frigorífico a la espera de ser consumida. He leído que también se puede congelar y que descongela en un par de minutos, pero hasta ahora no lo he probado.







Truco: ¿Lloráis a lágrima viva cortando la cebolla? Yo las dejo en el frigorífico de un día para otro y al cortarlas frías evitamos el lagrimeo.


      

martes, 8 de enero de 2013

Lubina al horno con patatas panaderas


 

Por fin hoy, después de ser festivo en Madrid y en otras comunidades, volvemos a la "normalidad". Recogido el árbol de navidad, el belén, los adornos... La nevera empieza a quedarse vacía de restos y apetece tomar otro tipo de comidas más ligeras, para contrarrestar los efectos de las comidas y cenas más abundantes en estas fechas.

El horneado es una manera fácil, rápida y deliciosa de hornear los pescados. Sobre un lecho de patatas y cebolla y regadas con un buen vino, quedan jugosos y aromáticos, y si os gusta, podéis darle un ligero toque picante con unas guindillas.

En este caso las lubinas eran de tamaño medio ( unos 750 gr cada una ) y quedaron en su punto. Las patatas con la cebolla, riquísimas. Fue uno de los platos que consumimos en nochevieja. Estaban sabrosas, tiernas y buenísimas; un plato ideal para cualquier ocasión.



INGREDIENTES: 

  • 3 Lubinas  medianas ( para 6 personas)
  • 3 patatas gordas
  • 1 o 2 cebollas
  • 6 dientes de ajo
  • 1 vaso de vino blanco
  • 1 o 2 guindillas de cayena
  • 2 limones
  • sal 
  • aceite de oliva virgen extra. 

ELABORACIÓN:

Pedimos al pescadero que nos prepare las lubinas para hornearlas.  (sin escamas ni vísceras y un poco abierta por el centro)

Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas como de medio centímetro. Pelamos y cortamos la cebolla en juliana fina.
Untamos la bandeja con un hilo de aceite y distribuimos la mitad de las patatas, la cebolla y la otra mitad de las patatas o bien primero las patatas y a mitad de cocción añadís la cebolla.  Salamos y les añadimos un hilo fino de aceite por encima. Las horneamos a 180º, calor arriba / abajo y función aire (200º sin aire) durante 15 minutos. A mi me gusta hacerlas un punto más bajo del medio (4 nivel en mi horno)

Lavamos las lubinas, para quitarles las posibles escamas y restos que les hubieran podido quedar, las secamos y salamos. Les hacemos unos cortes en uno de los lomos e introducimos unas rodajas finas de limón. Ponemos sobre la cama de patatas y las horneamos, unos 20 minutos.

Laminamos los dientes de ajo y los doramos en una sartén con un chorro generoso de aceite de oliva, añadimos una o dos guindillas. Cuando los ajos estén dorados, añadimos un buen vaso de vino blanco y dejamos evaporar. Cinco o seis minutos antes de que el pescado esté hecho (a los 14 o 15 minutos de haberlo introducido en el horno) regamos las lubinas con el vino y los ajos y dejamos que siga horneando.




 El tiempo de horneado siempre es estimativo, pues depende de cada horno y del gusto de los comensales. A mi no me gusta el pescado demasiado hecho, pero que tampoco quede crudo; en este caso y con estos tiempos estaba en su punto.
No le doy la vuelta al pescado, queda perfectamente por ambos lados sin necesidad de voltearlo.
Espero que os haya gustado la receta y os animéis a hacerlo, porque queda riquísimo.



Si tienes miedo de subirte a la báscula, después de los excesos festivos, una solución es pesarte así jajaja.   Todo vale para no perder el humor, que nos queda mucha cuesta por subir.



miércoles, 2 de enero de 2013

Tarta Bombón, para empezar bien el año






¿Qué hay más rico para los amantes del chocolate que un bombón? ¡Una tarta bombón !  : D

Imaginate una crujiente base de galletas de chocolate y mantequilla, rellena de una suave y cremosa mousse de chocolate negro, recubierta por una finísima capa de cacao, cargada de deliciosos bombones rellenos y con un refrescante toque de grosellas. Mmmmmmmmm ¿ Puedes resistir la tentación?

Hace tiempo que la idea de esta tarta rondaba en mi cabeza, pero la tenía reservada para que fuese el broche final de la cena de fin de año. Sencilla, deliciosa y muy vistosa; acompañada de una porción de helado de vainilla, es el remate perfecto de cualquier velada festiva.

¿Quieres hacerla para celebrar tu aniversario o tal vez el cumpleaños de esa persona a la que tanto le gusta el chocolate 0 quizás quieres sorprender a todos apareciendo con esta delicia de tarta ? Pues ya verás lo fácil que resulta su elaboración.


 


INGREDIENTES:

Para la base:
  • Galletas de chocolate
  • 50 gr de mantequilla
Para la mousse de chocolate:
  • 200 gr de chocolate fondant postres
  • 200 ml de nata para montar 35% M.G.
  • 2 huevos L
  • 1 cucharada de azúcar
  • 40 gr de mantequilla
  • pizca de sal
Para la decoración:
  • Bombones
  • Frutos rojos (en este caso grosellas)
  • cacao en polvo


No fue fácil, pero pude reservar un trocito para que pudierais ver la foto del corte.

 



ELABORACIÓN:

Trituramos las galletas con un robot de cocina y si no disponéis de ninguno, metéis las galletas dentro de una bolsa de plástico y las trituramos con un rodillo.
Introducimos la mantequilla unos segundos en el microondas y cuando esté blanda mezclamos muy bien con las galletas finamente trituradas. Ha de quedar una masa compacta.
Con la masa de galletas forramos el molde, ayudándonos de los dedos y de un vaso, por ejemplo, para nivelar y apretar la masa. La dejamos reposar en el frigorífico al menos un par de horas.

Mientras procedemos a elaborar la mousse de chocolate. En un bol, ponemos el chocolate y la mantequilla troceados.
Calentamos la nata y cuando rompa a hervir, la retiramos del fuego y la vertemos en el bol del chocolate y la mantequilla. Removemos hasta que se disuelvan por completo tanto el chocolate como la mantequilla.

Separamos las claras de las yemas y batimos estas últimas un poco con el azúcar. Las ponemos en un cazo y las llevamos al baño Mª, removiendo justo hasta el momento en que empiecen a espesar; unos 3 minutos (no dejéis más tiempo o se cuajarán) . Las incorporamos a la mezcla de nata y chocolate y removemos bien.

Montamos las claras a punto de nieve con una pizca de sal y las incorporamos poco a poco y con movimientos envolventes a la mezcla, hasta que quede homogénea.

Sacamos el molde forrado de galleta del frigorífico y con cuidado vertemos la mousse de chocolate. Dejamos enfriar una hora.

Al cabo de la hora, sacamos la tarta del frigorífico y espolvoreamos con cacao en polvo y decoramos con los bombones, introduciéndolos un poco en la mousse. Decoramos con los frutos rojos (si son congelados, esperamos a que se descongelen por completo y los secamos antes de ponerlos sobre la mousse). Llevamos la tarta a la nevera, al menos un par de horas.





Es mejor sacarla una hora antes de la nevera para que la galleta quede compacta, pero no dura y desmoldarla en ese momento, para evitar cualquier pequeño accidente que nos pueda romper la galleta y nos desluzca la tarta; sobre todo si son moldes acanalados, como el de las fotos.
El molde a utilizar ha de ser desmoldable y si no es acanalado, podéis poner una hoja de papel de hornear en la base lo que facilita mucho el desmoldado.
Para hacer esta receta he utilizado galletas Tosta Rica de chocolate con pepitas de chocolate, que me regalaron cuando fui al taller de postres de Nutrexpa y que tienen una textura muy buena para bases de galletas, pero podéis utilizar otras, como las Digestive de chocolate o las Oreo. 

Las grosellas o cualquier otra fruta roja, le dan no solo vistosidad al conjunto, también un punto ácido y refrescante que combina a la perfección con el chocolate.

 



Con esta entrada quiero desearos un buen 2013, cargado de gratos momentos y mucha salud y buen humor para poder disfrutarlos.