lunes, 24 de junio de 2013

Salmorejo Cordobés





 Comprendo que esta entrada no os suene a nada nuevo, somos muchos los blogger que en esta época del año publicamos entradas de salmorejos, gazpachos y sopas frías. Normal, con estos calores lo que más apetece es tomar platos que nos refresquen ;D

En mi caso es casi imprescindible que la suba al blog, pues tiene delito que no la tenga cuando mi marido y su familia son cordobeses y yo me pierda por un buen salmorejo; desde que llegan los calores hasta que se marchan,  en mi frigorífico no falta una buena jarra de gazpacho. Pensé que tenía la receta de salmorejo, pero alguien me preguntó por ella, en el índice.  No la encontraba, ¡pero cómo la iba a encontrar, si se me había pasado por alto! 

Pues aquí está, un Sr Salmorejo, con todos sus avios y perdonad la inmodestia, pero si digo que está rico, me quedo muy corta, está riquísimo. Bien fresquito es para quitarse el sombrero... cordobés, naturalmente
 ; D


INGREDIENTES:

  • 1 Kg de tomates en rama
  • 200 gr de pan del día anterior
  • 1 diente de ajo
  • 150 ml de aceite de oliva virgen extra
  •  más o menos 75 ml de vinagre suave (opcional)
  • 2 o 3 huevos duros
  • jamón curado






ELABORACIÓN:

Utilizamos un pan del día anterior, que cortaremos en trozos pequeños  y depositaremos en una fuente.

Pelamos los tomates : Hacemos una cruz en la base del tomate, los sumergimos un minuto en agua hirviendo (notaremos como la piel donde le hemos hecho el corte, se separa)  y acto seguido, los pasamos a un bol con agua muy fría. Con este operación de ESCALDADO la piel sale practicamente sola.
Troceamos los tomates y cubrimos con ellos el pan troceado. Salamos y cubrimos la fuente con un plato o papel film, para que los tomates empiecen a "sudar" y empapen el pan. Reservamos unos minutos.

Pelamos el diente de ajo y le añadimos la mitad. Yo suelo añadirle la mitad y cuando lo pruebo para ver si está bien sazonado, decido si le añado la otra mitad o lo dejo tal cual; más vale ser un poco cauteloso a pasarnos con el ajo.

Incorporamos el aceite de oliva virgen extra y la mitad del vinagre y batimos mucho (mucho, mucho) para que nos quede con una textura muy fina. Probamos y decidimos si esta bien de sal, vinagre o ajo, según te guste más o menos fuerte.

Lo tapamos y dejamos unas horas en el frigorífico, para tomarlo fresquito.

A la hora de servir incorporamos los huevos duros, pelados y picados y el jamón serrano picado. También podemos regar por encima con un hilo de aceite de oliva


NOTAS:

El éxito de este plato depende de la calidad de los productos, ya que todo va en crudo. Es importante que los tomates estén bien rojos, maduros, pero no pasados, con la piel tersa.

Utilizar un buen aceite de oliva virgen extra es imprescindible. Hay que tener en cuenta que no tenga un sabor muy predominante o amargo.

El vinagre es opcional, hay quien se lo pone y quien no; a mi me gusta. Dependiendo del tipo de vinagre le pongo más o menos cantidad, por eso no se lo pongo todo de golpe, si no que pruebo y decido si añadirle más o menos. Si el vinagre es de Jerez, con dos o tres cucharadas es suficiente.

Como más me gusta es acompañado de huevo duro y jamón serrano, pero hay otras muchas opciones. Tal y como lo presento aquí es el salmorejo clásico






jueves, 20 de junio de 2013

Bizcocho de leche condensada





 Tenía ganas de probar este bizcocho que tantas veces había visto en otros blogs, pero por unas cosas u otras, como sucede con otras recetas, iba quedándose relegado en la carpeta de pendientes. Sin embargo el otro día le llego su hora, cuando me encontré con una lata grande de leche condensada de la que apenas necesité unas cuantas cucharadas.

Los ingredientes son pocos, la elaboración facilísima y el resultado DE-LI-CIO-SO, así en mayúsculas y aunque pudiera parecer empalagoso, nada de nada, tiene el punto justo de dulzor. Y como se puede apreciar en las fotos, esta tierno, suave, esponjoso y además, sabe a leche condensada.

Por cierto ¿Cuando abrís una lata de leche condensada, podéis resistiros a meter el dedo en ella y chuparóslo? No me creo que sea yo sola ;D



INGREDIENTES:

  • 390 gr de leche condensada
  • 120 gr de harina
  • 1 sobre de levadura química
  • 50 gr de mantequilla
  • 4 huevos
  • azúcar glas (opcional)

 


ELABORACIÓN:

Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo

Untamos el molde con mantequilla y espolvoreamos con harina, eliminando el exceso.

Derretimos la mantequilla en el microondas (en espacios de 30 segundos) y la dejamos enfriar

Ponemos en un bol la leche condensada y la batimos mientras añadimos los huevos de uno en uno, procurando no incorporar el siguiente hasta que se haya integrado totalmente el anterior.
Añadimos la mantequilla y seguimos batiendo hasta que quede integrada.
Incorporamos la harina tamizada y la levadura y seguimos batiendo muy bien, para evitar que nos queden grumos.

Vertemos la mezcla en el molde encamisado y llevamos al horno entre 35 y 45 minutos, dependiendo del horno.

Pinchamos con una brocheta de madera y cuando esta salga seca es señal de que está horneado. Apagamos el horno y dejamos el bizcocho un par de minutos dentro con la puerta abierta.
Sacamos del horno y desmoldamos cuando esté tibio.

Una vez frío, espolvoreamos con azúcar glass.

 

Notas:

Para apreciar toda la esponjosidad de este bizcocho es mejor hacerlo en un molde pequeño. El mio es alargado de 23,5 cm x 12,5 cm.

El tiempo de horneado es estimado. En otros blogs ponía que necesitaba 30 minutos, pero el mio necesitó 45.

Cuando faltaban unos quince minutos para estar horneado, empezó a dorarse demasiado en la parte superior. Le puse un papel de aluminio por encima para que no se quemase.

Se conserva bien varios días, envolviéndolo en papel de aluminio. También puede congelarse entero o en porciones.





lunes, 17 de junio de 2013

Helado de regaliz rojo




Aunque os suene un poco viejuno, recuerdo que en mi infancia tan solo había helados de fresa (mi preferido), nata, vainilla y chocolate; además del fresa/nata y tres gustos: vainilla, chocolate y nata. Más tarde llegó el de turrón de Jijona. En cambio ahora, cualquier heladería por pequeña que sea tiene decenas de variedades de helado, lo cual convierte en una pesadilla la elección... si por mi fuera, y mis lorzas no me hicieran echar mano del sentido común, los comería todos. Me encantan los helados :D

Con sinceridad, creo que nunca se me hubiese ocurrido hacer un helado de regaliz, no porque no me guste, que me encanta, sino porque mi imaginación no da para tanto. Pero cuando vi este helado en el blog Cuchillito y Tenedor (os recomiendo visitarlo, porque os vais a encontrar recetas magníficas y detrás de todas ellas una cocinera y persona excepcional) y se dio la coincidencia  de que en casa apareció mi hijo con un mega-maxi-super-estuche lleno de regalices, rápidamente anoté la receta con el fin de dar salida a tanto regaliz y no contribuir al  incremento de la cuenta bancaria del dentista.

Nada más ver las primeras entradas de helados en la blogosfera, desempolvé mi heladera (la del Lidl, baratita, pero apañá) y con este helado he inaugurado la temporada de helados caseros.




 De este helado he de deciros que está delicioso, enseguida se reconoce el sabor a regaliz, no resulta nada empalagoso, está en su punto justo de dulzor, cremoso, con un color que enamora... vamos que lo único que le falta para ser perfecto es que tuviera 0% de calorías, pero nadie es perfecto ¿no?


INGREDIENTES:

  • 150 gr de regaliz rojo
  • 300 ml de leche entera
  • 2 yogures griegos naturales sin azúcar
  • 200 ml de nata para montar
  • 2 cucharadas de miel suave o azúcar invertido 
  • 90 gr de azúcar




ELABORACIÓN:

Llevamos la leche a fuego medio junto al regaliz cortado en trocitos.
Removemos constantemente, hasta que el regaliz se deshaga.
Retiramos del fuego y reservamos hasta que enfríe.

Ponemos en un bol : los yogures, la nata, el azúcar, el azúcar invertido o la miel y la mezcla de leche y regaliz ya fría. Batimos todo muy bien, hasta que nos quede una mezcla homogénea y sin ningún resto de regaliz, que  haya podido quedar sin derretir.
Tapamos la mezcla y refrigeramos al menos durante 4 horas.

Una vez que la mezcla está bien fría. Ponemos la heladera en marcha y poco a poco vamos vertiendo la mezcla por el bocal de la heladera.
Importante: La cubeta de la heladera ha de permanecer al menos 24 horas en el congelador, antes de empezar a utilizarla.

El helado estará listo en aproximadamente 30 minutos. Lo notaréis en la consistencia y el volumen que adquiere el helado.





NOTAS:

De modo habitual consumo miel, por lo que prefiero utilizarla en los helados en sustitución del azúcar invertido; ambos evitan la cristalización del helado.
La miel que utilizo es suave, mil flores, para evitar que su sabor resalte sobre el resto de ingredientes y se convierta en la protagonista del helado.

Si queréis preparar el AZÚCAR INVERTIDO, encontraréis la receta pinchando  AQUÍ


Una vez hecho, el helado se puede consumir, aunque para mi gusto todavía tiene una textura muy cremosa y aguanta poco, enseguida se vuelve líquido. Yo suelo ponerlo en un tupper y guardarlo al menos una hora antes de su consumo en el congelador.
Si lo tengo varios días en el congelador, lo pongo en la zona menos fría, para que siga guardando la cremosidad y no quede duro como una piedra.  Si fuese este el caso, lo sacamos del congelador unos minutos antes de su consumo.
Si no tenéis heladora, no vayáis a quedaros con las ganas ¿eh? Haced todos los pasos de la receta, pero durante las dos primeras horas de congelación, sacad el helado y darle unos cuantos varillazos cada media hora, más o menos, con el fin de que no se formen cristales de hielo. 

Espero y deseo que disfrutéis este verano (o durante todo el año) de unos magníficos helados caseros, en el blog tengo publicados varios, si queréis echarles un vistazo ; D


¿Cuál era (es) vuestro sabor preferido cuando erais pequeñ@s?






Fuente: Cuchillito y Tenedor


lunes, 10 de junio de 2013

Carpaccio de calabacín y tomate



 Si queréis un aperitivo, una ensalada o un acompañamiento original, fácil y rápido de preparar, pero sobre todo muy rico, no dudéis en hacer este que os propóngo.

Reconozco que cada día me gusta más todo lo vegetal, por ese motivo en cuanto vi este aperitivo en algunos blogs no dudé ni un instante en prepararlo. Siempre he comido el calabacín cocinado y no imaginaba cuál sería su sabor en crudo y lo cierto es que me ha gustado muchísimo, tanto que ya lo he preparado unas cuantas veces más. Pero además he visto que se pueden hacer muchas variantes de esta receta, que seguro que poco a poco iré probando: acompañándolo con frutos secos, con tomatitos cherry, con queso de cabra o mozarella ...  Ya os contaré.

A la hora de comprarlos me he decidido por los calabacines más pequeños, más tiernos y jugosos, y he desechado la parte central (que aprovecho para hacer pisto, por ejemplo) quedándome solo con los laterales, sin semillas. 

Espero que os guste.


INGREDIENTES: 

(Para dos personas)

  • 1 Calabacín
  • 1 tomate
  • queso mozarella o parmesano rallado
  • sal
  • pimienta
  • aceite de oliva virgen extra



 


 ELABORACIÓN:

Cortamos tiras muy finas del calabacín, con ayuda de una mandolina, pelador o un cuchillo afilado; es importante que nos quede lo más fino posible.

Cortamos el tomate en rodajas muy finas

Salpimentamos el calabacín y el tomate

Regamos con un chorrito fino de aceite de oliva virgen extra

Cubrimos con abundante queso rallado ( Para hacer la foto le he puesto un poco menos de queso, con el fín de que se vieran las verduras, pero cuanto más abundante, mejor)

Servimos y saboreamos ;)


lunes, 3 de junio de 2013

Compota de frutas rojas con yogur




Aunque da la impresión de que este año el verano va a pasar de largo,  lo cierto es que la ropa de verano y los bikinis están ya en las tiendas, y tarde o temprano hay que enfrentarse al temido espejo del probador y a esas minúsculas prendas que dejan las lorzas al descubierto : S
Me gusta cuidarme y estar "majetona", pero también me gusta disfrutar de la comida; por eso busco recetas nutritivas y a ser posible con unas poquitas menos calorías. 

La receta de hoy, como podéis comprobar entra por los ojos, muy apetecible. Pero además es muy saludable, ya que las frutas rojas tienen muy buenas vitaminas, oligoelementos antioxidantes, polifenoles, carotenoides, etc que nos protegen de numerosas patologías. 
Además, se han mostrado muy eficaces para mantener la agudeza mental y reducir la pérdida de memoria.

En cuanto al yogur. Este producto derivado de la leche contiene más de 100 millones de microorganismos que nos aportan algún beneficio concreto, que lo hacen especialmente digerible y "que siente bien". Además, el yogur nos ayuda a mantener un peso saludable. Desde hace un tiempo se sabe que consumirlo a diario puede contribuir a mantener un perímetro de cintura correcto y a evitar que la grasa se acumule justo ahí (justo donde yo necesito que no se acumule ;))







INGREDIENTES:

  • 250 gr de frutos rojos: frambuesas, moras, arándanos, fresas, grosellas...
  • zumo de una naranja grande
  • ralladura de una naranja
  • 1 sobre de azúcar avainillado
  • 1 cucharada colmada de mermelada de arándanos 
  • 2 yogures griegos naturales sin azúcar


 


 ELABORACIÓN:

En el caso de que las frutas rojas sean congeladas, las dejamos descongelar

Ponemos la fruta, la ralladura de naranja, el zumo, el azúcar avainillado y la mermelada de arándanos (o de cualquier otro fruto rojo) en un cazo al fuego. Tapamos y cocinamos los ingredientes suavemente durante 5 minutos o hasta que suelten jugos y la fruta se ablande.

Apartamos el cazo del fuego y reservamos. Dejamos enfriar la compota y la servimos sobre el yogur griego.





- Las frutas rojas pueden ser frescas o congeladas, en cuyo caso descongelarlas antes.
- Podéis sustituir el yogur griego por uno desnatado y edulcorado, en cuyo caso no es necesario que añadáis el azúcar y si os gusta el toque avainillado, con añadirle un poco de extracto de vainilla, arreglado.
- La mermelada puede ser de arándanos, grosellas, frutos rojos...