Por su forma y tamaño,
hay pastas que casan mejor si se acompañan con una salsa que se adapte a
ellas y potencie su sabor. De este modo:
Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de
tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di
mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo
,o salsa pesto.
Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más
contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa
funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o
con bechamel.
Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la
escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o
con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición.
Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar
con ellas sopas, caldos y fideua.
Ver más en:
http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
La pasta es uno de los
alimentos preferidos de mayores y pequeños en España (y medio mundo).
Puede encontrarse en cualquier restaurante y es muy fácil de preparar en
casa. Y como ocurre cuando algo es tan popular, se trata de un alimento
lleno de mitos y leyendas nutricionales que desde Consumer se encargan
de aclarar.
¿La pasta engorda?
Buena parte de la población cree que la pasta engorda. Nada más lejos de
la realidad. El más reciente consenso de prevención y tratamiento de la
obesidad, firmado por once sociedades españolas de nutrición, revisó a
fondo esta cuestión y llegó a la conclusión de que las dietas con mayor
contenido de carbohidratos complejos (como los contenidos en la pasta)
se asocian con un menor peso corporal. Es más, aconseja incluir una
importante presencia de carbohidratos para prevenir la obesidad. El
contenido de carbohidratos complejos en la pasta seca asciende a casi el
75% de su peso, de ahí su importancia en toda dieta sana, sobre todo si
se trata de pasta integral.
¿Es mejor comerla a mediodía o para cenar?
Es fácil encontrar información que señala que los carbohidratos
ingeridos por la noche aumentan la ganancia de peso, pero se trata de
una creencia sin sostén científico. Ninguna guía dietética de referencia
hace alusión (por falta de plausibilidad argumental) al momento en que
debe ingerirse un alimento.
¿Cuál es el modo correcto de cocer la pasta?
La cocción de la pasta es un detalle al que, en ocasiones, no se le
presta la atención necesaria. Para asegurarse de hacerlo bien, conviene
seguir siempre las indicaciones del fabricante. Y es que el modo en el
que se cocine la pasta influye en que esta sea fuente de energía lenta o
todo lo contrario, que se convierta en un alimento rico en azúcares de
fácil y rápida asimilación. Esto último explica que al poco tiempo de su
consumo se vuelva a tener hambre. Para que la pasta sea una fuente
excelente de hidratos de carbono complejos de absorción lenta ha de
quedar cocida "al dente", es decir, cocida por fuera y semicruda en su
interior. El modo apropiado de cocer la pasta es calentar un litro de
agua con un chorrito de aceite por cada 100 gramos de pasta. En cuanto
rompe a hervir el agua, se añade un puñado de sal y la pasta. Después se
remueve de vez en cuando para lograr que quede suelta. Para saber si ha
alcanzado este punto, se puede sacar de la cazuela un macarrón o un
espagueti, partirlo por la mitad y comprobar si el interior queda algo
cruda (de color diferente). En ese momento se retira del fuego y se
escurre.
¿Es malo cocerla mucho?
Hervir mucho la pasta hace que sus nutrientes se diluyan (por su mayor
retención de agua). Por otra parte, una cocción más prolongada hace que
sea más digerible (algo muy interesante para las pastas integrales en
personas no habituadas a tomar mucha fibra) y existe la preocupación de
que ello pueda generar más obesidad, debido a la mayor rapidez de
absorción de sus carbohidratos. No obstante, el consenso de obesidad
antes detallado señaló que no existen evidencias que permitan afirmar
que la carga glucémica de la dieta se asocie a un incremento del peso
corporal en adultos.
Otras dudas a la hora de cocinarla
La forma de la pasta, ¿es sólo cuestión de estética?
La forma de la pasta no es casual: en función de ella, se presta mejor a
unas u otras preparaciones y rinde más en cada una de ellas.
Las de menor tamaño (fideos, lluvia, estrellitas...) se utilizan,
por lo general, en sopas.
Las cintas largas (espagueti o tallarines) o las hebras dan mejor
resultado con salsas cremosas.
La pasta tubular (macarrones, plumas...) gracias a su hueco interior
almacena la salsa con la que se condimenta y "despierta" los paladares
más exigentes.
Las formas más extravagantes es mejor utilizarlas para ensaladas de
pasta.
Algunas de las formas son lo bastante grandes (conchas o gigantones)
como para ser rellenadas y horneadas. Cuantas más curvas y más
recovecos tenga la pasta, mejor combinará con preparaciones que
incorporen trozos de carne, pescado o verduras.
¿Qué salsas van mejor con cada tipo de pasta?
Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con
una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo:
Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de
tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di
mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo
,o salsa pesto.
Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más
contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa
funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o
con bechamel.
Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la
escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o
con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición.
Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar
con ellas sopas, caldos y fideua.
Ver más en:
http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
La pasta es uno de los
alimentos preferidos de mayores y pequeños en España (y medio mundo).
Puede encontrarse en cualquier restaurante y es muy fácil de preparar en
casa. Y como ocurre cuando algo es tan popular, se trata de un alimento
lleno de mitos y leyendas nutricionales que desde Consumer se encargan
de aclarar.
¿La pasta engorda?
Buena parte de la población cree que la pasta engorda. Nada más lejos de
la realidad. El más reciente consenso de prevención y tratamiento de la
obesidad, firmado por once sociedades españolas de nutrición, revisó a
fondo esta cuestión y llegó a la conclusión de que las dietas con mayor
contenido de carbohidratos complejos (como los contenidos en la pasta)
se asocian con un menor peso corporal. Es más, aconseja incluir una
importante presencia de carbohidratos para prevenir la obesidad. El
contenido de carbohidratos complejos en la pasta seca asciende a casi el
75% de su peso, de ahí su importancia en toda dieta sana, sobre todo si
se trata de pasta integral.
¿Es mejor comerla a mediodía o para cenar?
Es fácil encontrar información que señala que los carbohidratos
ingeridos por la noche aumentan la ganancia de peso, pero se trata de
una creencia sin sostén científico. Ninguna guía dietética de referencia
hace alusión (por falta de plausibilidad argumental) al momento en que
debe ingerirse un alimento.
¿Cuál es el modo correcto de cocer la pasta?
La cocción de la pasta es un detalle al que, en ocasiones, no se le
presta la atención necesaria. Para asegurarse de hacerlo bien, conviene
seguir siempre las indicaciones del fabricante. Y es que el modo en el
que se cocine la pasta influye en que esta sea fuente de energía lenta o
todo lo contrario, que se convierta en un alimento rico en azúcares de
fácil y rápida asimilación. Esto último explica que al poco tiempo de su
consumo se vuelva a tener hambre. Para que la pasta sea una fuente
excelente de hidratos de carbono complejos de absorción lenta ha de
quedar cocida "al dente", es decir, cocida por fuera y semicruda en su
interior. El modo apropiado de cocer la pasta es calentar un litro de
agua con un chorrito de aceite por cada 100 gramos de pasta. En cuanto
rompe a hervir el agua, se añade un puñado de sal y la pasta. Después se
remueve de vez en cuando para lograr que quede suelta. Para saber si ha
alcanzado este punto, se puede sacar de la cazuela un macarrón o un
espagueti, partirlo por la mitad y comprobar si el interior queda algo
cruda (de color diferente). En ese momento se retira del fuego y se
escurre.
¿Es malo cocerla mucho?
Hervir mucho la pasta hace que sus nutrientes se diluyan (por su mayor
retención de agua). Por otra parte, una cocción más prolongada hace que
sea más digerible (algo muy interesante para las pastas integrales en
personas no habituadas a tomar mucha fibra) y existe la preocupación de
que ello pueda generar más obesidad, debido a la mayor rapidez de
absorción de sus carbohidratos. No obstante, el consenso de obesidad
antes detallado señaló que no existen evidencias que permitan afirmar
que la carga glucémica de la dieta se asocie a un incremento del peso
corporal en adultos.
Otras dudas a la hora de cocinarla
La forma de la pasta, ¿es sólo cuestión de estética?
La forma de la pasta no es casual: en función de ella, se presta mejor a
unas u otras preparaciones y rinde más en cada una de ellas.
Las de menor tamaño (fideos, lluvia, estrellitas...) se utilizan,
por lo general, en sopas.
Las cintas largas (espagueti o tallarines) o las hebras dan mejor
resultado con salsas cremosas.
La pasta tubular (macarrones, plumas...) gracias a su hueco interior
almacena la salsa con la que se condimenta y "despierta" los paladares
más exigentes.
Las formas más extravagantes es mejor utilizarlas para ensaladas de
pasta.
Algunas de las formas son lo bastante grandes (conchas o gigantones)
como para ser rellenadas y horneadas. Cuantas más curvas y más
recovecos tenga la pasta, mejor combinará con preparaciones que
incorporen trozos de carne, pescado o verduras.
¿Qué salsas van mejor con cada tipo de pasta?
Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con
una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo:
Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de
tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di
mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo
,o salsa pesto.
Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más
contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa
funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o
con bechamel.
Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la
escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o
con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición.
Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar
con ellas sopas, caldos y fideua.
Ver más en:
http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
La pasta es uno de los
alimentos preferidos de mayores y pequeños en España (y medio mundo).
Puede encontrarse en cualquier restaurante y es muy fácil de preparar en
casa. Y como ocurre cuando algo es tan popular, se trata de un alimento
lleno de mitos y leyendas nutricionales que desde Consumer se encargan
de aclarar.
¿La pasta engorda?
Buena parte de la población cree que la pasta engorda. Nada más lejos de
la realidad. El más reciente consenso de prevención y tratamiento de la
obesidad, firmado por once sociedades españolas de nutrición, revisó a
fondo esta cuestión y llegó a la conclusión de que las dietas con mayor
contenido de carbohidratos complejos (como los contenidos en la pasta)
se asocian con un menor peso corporal. Es más, aconseja incluir una
importante presencia de carbohidratos para prevenir la obesidad. El
contenido de carbohidratos complejos en la pasta seca asciende a casi el
75% de su peso, de ahí su importancia en toda dieta sana, sobre todo si
se trata de pasta integral.
¿Es mejor comerla a mediodía o para cenar?
Es fácil encontrar información que señala que los carbohidratos
ingeridos por la noche aumentan la ganancia de peso, pero se trata de
una creencia sin sostén científico. Ninguna guía dietética de referencia
hace alusión (por falta de plausibilidad argumental) al momento en que
debe ingerirse un alimento.
¿Cuál es el modo correcto de cocer la pasta?
La cocción de la pasta es un detalle al que, en ocasiones, no se le
presta la atención necesaria. Para asegurarse de hacerlo bien, conviene
seguir siempre las indicaciones del fabricante. Y es que el modo en el
que se cocine la pasta influye en que esta sea fuente de energía lenta o
todo lo contrario, que se convierta en un alimento rico en azúcares de
fácil y rápida asimilación. Esto último explica que al poco tiempo de su
consumo se vuelva a tener hambre. Para que la pasta sea una fuente
excelente de hidratos de carbono complejos de absorción lenta ha de
quedar cocida "al dente", es decir, cocida por fuera y semicruda en su
interior. El modo apropiado de cocer la pasta es calentar un litro de
agua con un chorrito de aceite por cada 100 gramos de pasta. En cuanto
rompe a hervir el agua, se añade un puñado de sal y la pasta. Después se
remueve de vez en cuando para lograr que quede suelta. Para saber si ha
alcanzado este punto, se puede sacar de la cazuela un macarrón o un
espagueti, partirlo por la mitad y comprobar si el interior queda algo
cruda (de color diferente). En ese momento se retira del fuego y se
escurre.
¿Es malo cocerla mucho?
Hervir mucho la pasta hace que sus nutrientes se diluyan (por su mayor
retención de agua). Por otra parte, una cocción más prolongada hace que
sea más digerible (algo muy interesante para las pastas integrales en
personas no habituadas a tomar mucha fibra) y existe la preocupación de
que ello pueda generar más obesidad, debido a la mayor rapidez de
absorción de sus carbohidratos. No obstante, el consenso de obesidad
antes detallado señaló que no existen evidencias que permitan afirmar
que la carga glucémica de la dieta se asocie a un incremento del peso
corporal en adultos.
Otras dudas a la hora de cocinarla
La forma de la pasta, ¿es sólo cuestión de estética?
La forma de la pasta no es casual: en función de ella, se presta mejor a
unas u otras preparaciones y rinde más en cada una de ellas.
Las de menor tamaño (fideos, lluvia, estrellitas...) se utilizan,
por lo general, en sopas.
Las cintas largas (espagueti o tallarines) o las hebras dan mejor
resultado con salsas cremosas.
La pasta tubular (macarrones, plumas...) gracias a su hueco interior
almacena la salsa con la que se condimenta y "despierta" los paladares
más exigentes.
Las formas más extravagantes es mejor utilizarlas para ensaladas de
pasta.
Algunas de las formas son lo bastante grandes (conchas o gigantones)
como para ser rellenadas y horneadas. Cuantas más curvas y más
recovecos tenga la pasta, mejor combinará con preparaciones que
incorporen trozos de carne, pescado o verduras.
¿Qué salsas van mejor con cada tipo de pasta?
Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con
una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo:
Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de
tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di
mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo
,o salsa pesto.
Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más
contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa
funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o
con bechamel.
Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la
escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o
con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición.
Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar
Ver más en:
http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
A la hora de elaborar un plato de pasta es conveniente tener en cuenta su tamaño y forma, pues hay salsas o preparaciones que se adaptan mejor a estos factores, potenciando su sabor.
A las
pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas) le van bien las salsas de tomate o salsas poco especiadas (napolitanas), salteados de marisco (fruti di mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara o pesto.
A las
pastas tubulares (macarrones, plumas) les van más las salsas tipo boloñesa, carbonara con tocineta, funghi, salteados con beicón o salchichas, con bechamel...
Las
formas grandes (conchas, regatones) van bien en potajes como la escudella o salsa con verduras. También rellenas con foie o setas y luego servida con una salsa ligera como guarnición
Para las
formas pequeñas (fideos, estrellas) lo mejor es elaborar con ellas sopas o fideuas
Los ricciarelle son una pasta larga y rizada a la que le va muy bien el acompañamiento que lleva, cuya receta he tomado prestada de una revista.
Por su forma y tamaño,
hay pastas que casan mejor si se acompañan con una salsa que se adapte a
ellas y potencie su sabor. De este modo:
Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de
tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di
mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo
,o salsa pesto.
Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más
contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa
funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o
con bechamel.
Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la
escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o
con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición.
Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar
con ellas sopas, caldos y fideua.
Ver más en:
http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
INGREDIENTES:
- 350 gr de Ricciarelle all´uovo
- 5 tomates maduros
- 1 lata de anchoas en aceite (16 aproximadamente)
- 1/2 lata de aceitunas (las puse rellenas de anchoas)
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 2 dientes de ajo
- 2 ramitas de albahaca fresca (opcional)
- sal
- pimienta.
ELABORACIÓN:
Cocemos la pasta en una cacerola con abundante agua y sal.
Mientras se cuece la pasta, lavamos y pelamos los
tomates, eliminamos el pedúnculo y los troceamos.
Pelamos el ajo y lo picamos junto con las anchoas (Dejar algunas para decorar el plato)
Calentamos el aceite en una sartén, incorporamos la mezcla anterior y
salteamos ligeramente, sin que llegue a dorarse.
Agregamos el tomate, salpimentamos y cocemos a fuego vivo un par de minutos. Reservamos.
Cuando la pasta esté al dente, escurrimos y mezclamos con el tomate. Añadimos las
aceitunas y las
hojas de albahaca (opcional) troceadas con la mano.
Regamos con un
hilo de aceite de oliva virgen extra por encima.
NOTAS:
He empleado este tipo de pasta porque hace unos meses que la trajo mi hija de Italia y me apetecía consumirla, pero podéis utilizar cintas, espagueti, tagliatelle, linguine...
Con las prisas de hacer la foto se me olvidó incorporar la albahaca. :(
Podéis usar unas aceitunas sin relleno. En mi caso, como tenía un bote en la despensa, pensé que le vendrían bien al plato.