Cuando empecé mi aventura cocinera con el blog, hará ya más de cuatro años, lo hice con esta receta. Por entonces, pensé que mis recetas no llegarían más allá de mi familia y unos cuantos amig@s.
Mi intención era recopilar todas aquellas recetas que formaban parte de mis menús diarios, esperando que estas llegaran a mis hijos, y de paso poner cierto orden en todos mis anotaciones, recortes y demás.
Con el paso del tiempo esta aventura ha llegado hasta muchísimas personas. No deja de sorprenderme (y darme cierto vértigo) ver que hay días en que el número de visitas ha llegado a rozar las 7000. De ver que, de las veintitantas recetas con las que confeccionaba mis menús, he llegado a publicar (he hecho muchísimas más) unas 362 recetas.
Aunque, no he conseguido ordenar todos mis "papelitos", de echo ahora tengo muchos más :S Y tampoco he conseguido que los mios se pasen por el blog, antes de llamarme por tlf o mandarme un whasap.
Después de tanto tiempo, me he planteado cerrar el blog (¿para qué seguir?) . Pero lo comenté en mi entorno y la reacción fue de ánimos para que no lo dejara. A lo que parece, hay más gente que sigue mis recetas de lo que yo suponía. Uno de los comentarios que más me gustó, vino de parte de una amiga que me dijo que mis recetas son de "mercado" y que salen. Ya os lo digo, que son fáciles, sencillas y con productos que están a mano.
Pues aquí seguiré, al menos por unas cuantas recetas más ;) y reedito esta primera receta, que iba a ser la receta de despedida y será la receta de la continuación.
INGREDIENTES:
- 1 Pollo
- 3 o 4 dientes de ajo
- 1 cebolla
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- hebras de azafrán
- 1 ramillete de perejil fresco
- sal
- pimienta
- 1 vaso de buen vino andaluz fino o amontillado
Troceamos el pollo y lo limpiamos bien de piel y grasas. Lo salpimentamos
Laminamos los dientes de ajo. Picamos la cebolla en cuadraditos pequeños. Picamos el perejil . Ponemos a tostar las hebras de azafrán ( las envolvemos en papel de cocina o de aluminio, como si fuese un sobre, y lo dejamos unos segundos sobre la tapadera de una cacerola que tengamos al fuego; luego se machacan en un mortero o simplemente se presionan en el mismo papel que hemos utilizado)
Ponemos al fuego fuerte una cacerola baja y amplia con aceite de oliva y doramos en ella todas las piezas del pollo, por todos los lados, hasta que tengan un bonito color dorado. Reservamos calientes.
En ese aceite y con el fuego más bajo, doramos los dientes de ajo y rehogamos la cebolla troceada. Salamos. Incorporamos el pollo y el perejil.
Subimos el fuego al máximo, añadimos el azafrán y a continuación el vaso de vino. Dejamos que evapore el alcohol y bajamos el fuego al mínimo y tapamos la cacerola, mientras se cuece el pollo. Entre 20 y 30 minutos.
De vez en cuando comprobad que el pollo no se nos queda sin salsa; esta ha de ser más espesa. Si es así, añadid un poquito de agua.
NOTAS:
En esta receta es muy importante la calidad de los ingredientes. Podemos hacer el plato con colorante, en lugar de azafrán, con perejil seco en lugar de fresco y con un vino blanco corriente en lugar de un buen fino. Estará rico, pero ni de lejos el plato será el mismo.
Podéis utilizar un pollo entero o las partes que más os gusten, aunque es mejor que sean partes jugosas, como los contramuslos, jamoncitos o alas, porque las pechugas son más secas.
En mi casa les gusta que haga muchas patatas fritas y que estas se las revuelva en la salsa; aquí no lo he hecho para que quedara más presentable el plato, pero la gracia está en comerse esas patatitas bien empapadas de salsa :)