La primeras referencias históricas de la torrija o torreja se remontan al siglo XV, "miel y muchos huevos para hacer torrejas", cita de Juan de la Encina, como plato indicado en la recuperación de las parturientas.
Según parece nació en los conventos, por la necesidad de aprovechamiento del pan sobrante. Dado su aporte de energía, su fácil elaboración y su poco coste, rápidamente se popularizó y durante el tiempo de Cuaresma, en el que estaba prohibido comer carne, su consumo se hizo habitual.
Hoy en día encontramos en las pastelerías todo tipo de elaboraciones de torrijas, desde las más tradicionales hasta las más innovadoras, pero en mi casa me siguen pidiendo la torrija tradicional, con leche, almíbar o vino dulce.
El toque de anís en el almíbar se lo vi a Chelo del blog Cogollos de Agua y después me lo recordó Bego de La cocina de Samira
INGREDIENTES:
- 1 barra de pan especial para torrijas
- 1 Lt de leche entera
- la piel de un limón
- 2 palitos de canela en rama
- 3 o 4 cucharadas de azúcar
- 1/2 Lt de aceite de oliva suave o de girasol
- 3 huevos
- 150 ml de miel (he utilizado de azahar)
- 150 ml de agua
- 150 ml de anís
ELABORACIÓN:
Llevamos al fuego una cacerola con la leche, la canela en rama, la piel del limón ( sin nada de la parte blanca) y el azúcar. Dejamos que hierva. Retiramos del fuego y reservamos hasta que esté templada.
Cortamos el pan en rebanadas de un dedo de grosor.
Ponemos el aceite a calentar
Colamos la leche y la vertemos en una fuente amplia. Sumergimos las rebanadas de pan en ella, dándoles la vuelta para que queden bien empapadas. Las dejamos escurrir sobre una rejilla.
Batimos los huevos y rebozamos las rebanadas de pan. Las freímos en abundante aceite caliente, a fuego medio alto (TRUCO: Los rebozados suelen hacer mucha espuma al freírlos, para evitar que eso suceda añado dos palillos de madera en el aceite mientras frío las torrijas, de este modo apenas se forma espuma)
Cuando estén doradas por ambas caras, las depositamos sobre papel absorbente y de ahí las pasamos a una fuente.
Hacemos el almíbar:
Llevamos una cacerola al fuego con la miel, el anís y el agua, hasta que hierva y espese un poco. Dejamos enfriar y o bien rociamos las torrijas con este almíbar o bien las servimos en una salsera para que cada uno se sirva a su gusto.
No dejéis de probarlas, porque están buenísimas, cremosas, dulces, aromáticas... ¡¡¡ Deliciosas !!!
En el blog también podéis encontrar las torrijas de chocolate y canela que hice el pasado año y las de leche
Há tanto tempo que não como que ser essas deu-me água na boca...maravilhosas e tão tentadoras.
ResponderEliminarbjs
Hola tocaya, si es que a las torrijas las puedes añadir lo que quieras y siempre están riquísimas, con este licor de anís las tengo que probar.
ResponderEliminarbesos,
Carmen, pùes tus torrijas de miel con ese toque de añís, tiene que ser el no va más en sabor, que ricas!!!
ResponderEliminarCarmen si que se ven en las pastelerias, pero te dire, que como estas tuyas no, te han quedado divinas con un precioso color, y seguro que con un sabor mas que rico, me han encantado ese toque de la miel. Mil besicos
ResponderEliminarHOLA CARMEN, QUÉ DELICIA DE TORRIJAS TE HAN RESULTADO, LAS FOTOS LO DICEN TODO. POR SUPUESTO QUE NO SE PUEDEN NI COMPARAR CON LAS DE PASTELERÍAS. BESITOS
ResponderEliminarHola nena !!!
ResponderEliminarYa veo que a ti también te han hecho tilín, estas torrijas son unas seductoras imparables verdad ?..........Te quedaron extraordinarias , repetimos ? jijij..
Besinos.